Por: María Fernanda Espinosa
Somos
tan ignorantes de la intrincada dimensión de nuestra propia naturaleza,
de nuestro ser instintivo y animal; nos cubrimos de velos que llamamos
valores, moralidad, virtudes, sin atrevernos a reconocer que estos son
una mera distracción evasiva de nuestro verdadero carácter. Nuestro
animal interno.
La película “Defensa” (Deliverance, 1972) nos ubica justo en aquel
momento en que una situación extrema que pone en riesgo la propia
supervivencia, nos devuelve a ese ser primario que tiene como único
objetivo la vida, a costa de lo que sea.
Ed (Jon Voight), Lewis (Burt Reynolds), Bobby (Ned Beatty) y Drew
(Ronny Cox), son un grupo de amigos que deciden atravesar el rio
Cahulawassee (lugar creado para el libro que esta película adapta), como
única oportunidad de enfrentarse a sus peligrosos rápidos, ya que en
poco tiempo el pueblo a su rivera, construirá un dique que acabará en
definitiva con el lecho del río, inundando además todo el sector, lo que
de paso ha de acabar con la población que no tiene más remedio que
trasladarse a una nueva ubicación.
Este es el contexto en el que nos ubica la película del director inglés
John Boorman (Point black, 1967; Hope and Glory, 1987), como adaptación
de la novela de James Dickey; un pueblo exiliado a causa de las
consecuencias de esa sobrevalorada modernidad, que suele asentarse en
una colonización forzosa e imparable, arrancando las raíces de ese
hábitat que ha prosperado allí por derecho propio.
Así es como los 4 hombres emprenderán su viaje de aventura, buscando no
solo una experiencia de cercanía directa con la naturaleza, sino con su
propia fuerza. Sin embargo las cosas salen de su cauce normal en el
momento en que dos de ellos se separan del grupo, siendo interceptados
por dos lugareños de violento carácter, quienes los atacan y roban,
mientras uno de ellos abusa sexualmente de Bobby. Tras el ataque, los
dos hombres son encontrados por sus compañeros y en un acto que parece
provenir más de la venganza que del instinto de supervivencia, Lewis
asesina fría y cruelmente a uno de los atacantes haciendo uso de su
ballesta. Sin embargo, el segundo hombre logra emprender huida cerniendo
así la amenaza del acecho sobre el grupo de viajeros, quienes deciden
no denunciar el hecho, sino tomar partido por propia mano de lo
sucedido. De esta manera víctimas y victimario se involucran en una
mutua cacería donde, según las leyes propias de la naturaleza intrínseca
a todos, sólo sobrevivirá el más apto.
Defensa logra con maestría explorar el lado más animal de un humano, ese
resquicio de instintos en ebullición, aquel lado incontrolado que
permanece callado y latente en nuestro ser inconsciente y que insistimos
en velar con esa educación moral que obliga la vida en sociedad pero
que está presto a saltar a la luz, evidenciándonos animales hambrientos,
ávidos, temerosos, grotescos en nuestra bestialidad. El uso del contexto natural se presenta como perfecta metáfora del
instinto humano en una historia que parece repetir “no te metas conmigo
si no quieres despertar a la bestia”, casi como una respuesta natural,
karmica, que busca equilibrio en la naturaleza cuando esta es
violentada. El pueblo está a punto de ser arrasado por las máquinas,
desterrado de su devenir natural y tal como Bobby observará más
adelante a través de una ventana, son los cadáveres los que se remueven,
los esqueletos ocultos en la alacena, todo lo que está enterrado, lo
que subyace. Ese carácter que verdaderamente nos define pero que negamos
como queriendo escapar de esa naturaleza que somos.
Finalmente, y cuando solo 3 de ellos sobrevivan a esta experiencia,
saldrán de ese pueblo agónico, cargando no solo el peso de varias
muertes, sino de esa verdad revelada que no tendrán más remedio que
esconder, esperando nunca ser descubierta, en pro de lograr la venia de
esa comunidad que los espera de vuelta, pero solo bajo la norma de
acatar fielmente esas reglas del juego de la “civilización”.
DELIVERANCE
País: USA
Año: 1972
Director: John Boorman
Guión: James Dickey
Reparto: Jon Voight, Burt Reynolds, Ned Beatty
Productor: John Boorman
Dirección de fotografía: Vilmos Zsigmond
Dirección de arte: Fred Harpman
Montaje: Tom Priestley
Nominada a 3 Oscar: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Montaje
DELIVERANCE - DUELING BANJOS
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