Han llegado los extraterrestres. Doce de sus naves aterrizan en diversos lugares del planeta; científicos analizan el por qué de sus posiciones, pero parecen ciegos a la razón. Toman el hecho como algo azaroso aún en la incomprensión de que esos lugares son aquellos desde los que nacen conflictos que azotan actualmente a este mundo...
Han llegado los extraterrestres. Doce de sus naves aterrizan en diversos lugares del planeta; científicos analizan el por qué de sus posiciones, pero parecen ciegos a la razón. Toman el hecho como algo azaroso aún en la incomprensión de que esos lugares son aquellos desde los que nacen conflictos que azotan actualmente a este mundo (USA, China, Rusia, Iran, Venezuela…). Así mismo se desconoce la razón de su visita. Cada país se encarga de establecer contacto con los foráneos tratando de entender su lenguaje y de esta manera poder lanzar aquella pregunta clave: ¿Cuál es el propósito de su visita? (Aquí el director le devuelve la pregunta al espectador: Cuál es tu propósito acá?). Y he aquí la paradoja que somos: Seres de otro mundo aterrizan en nuestro planeta y al no conocer su verdadera intención son una latente amenaza a la población mundial. Y ante este panorama donde la estrategia práctica y más efectiva sería la unión global en busca de la defensa y el bien común, la primera reacción de estos paupérrimos terrestres que somos es atacarnos unos a
otros. Pasar por encima del otro, encerramos en nuestro grupos sectarios
(tal como los diversos grupos referidos en las pantallas informativas:
sectas religiosas, grupos antigobierno, grupos ambientalistas, etc)
desde los cuales atacamos y descalificamos el valor que el otro puede
representar. Porque aquel que no soy yo, es un extraño, y tememos a lo
desconocido. A aquel que no reconocemos, lo llamamos monstruo: “los
monstruos van a matar a papi”, dice desesperada la esposa de uno de los
soldados en misión. De esta misma forma los países se aíslan. Cada uno
de ellos actúa por cuenta propia guardando estricto secreto de lo que
logran descifrar del lenguaje de los heptópodos. Ante una amenaza global
creamos una nueva guerra fría que nos divide. Sí. La película habla de la comunicación. O de la ausencia de ella. ¿Para qué tenemos lenguaje si aún no sabemos cómo comunicarnos? Estamos divididos en una babel que creamos por la convicción dogmática de que nuestras ideas, pensamientos y valores son los únicos que corresponden a un absoluto que llamamos verdad. Negamos al otro por ser extraño y ajeno al ego que llamamos identidad. El director Denis Villeneuve se preocupa por contarnos esto al ubicar a los personajes de la película siempre en espacios cerrados, cuartos pequeños y estructuras laberínticas como el lenguaje mismo. El pasaje que conduce a los alienígenas también nos da cuenta de que estamos en medio de esta oscuridad y allá afuera se levanta un cielo extenso, abierto y brillante. La verdad a la cual nadie nunca llegará porque somos fragmentos de una totalidad. Y como piezas de un rompecabezas tendríamos que actuar. Uniéndonos al otro, en observancia de su identidad, enriquecernos con el pensamiento ajeno, abrazando la diversidad, completándonos en la diferencia y aceptando la rareza que para nosotros significa el infinito del otro.
Arrival habla de la aceptación de todo aquello más allá de nuestro propio pequeñísimo espacio. Más allá de este cuerpo y de lo limitada que es nuestra mente y nuestro entender. Aceptar lo que no sabemos, abrazarlo y vivir libres también en la incomprensión de lo que está más allá de nosotros. Esa verdad es representada en la película por el afuera de los espacios: Cielo, ventanas y cristal que muestran una enceguecedora luz que se encuentra más allá del oscuro túnel de nuestro no saber. Y de esta manera es como la película refiere también a la muerte; la luz al final del túnel, con la muerte de Hanna, la muerte de la esposa del general Shang y la muerte de “Costello”). La muerte no como un final sino como una vida que significa un continuum de eventos que recorremos. Los eventos que ocurren en una línea de tiempo que avanza hacia adelante es sólo una invención de la mente que necesita de fórmulas y concreción. Este concepto se ve representado dentro de la historia por el lenguaje en círculos desde el cual los alienígenas entregan no sólo su idioma, sino el conocimiento de algo trascendente. Una nueva forma de movernos a través de la vida. Así es como Villeneuve nos dice que la muerte es tal como el palíndromo que significa el nombre de Hannah; puedes leer tu vida desde el final o desde el inicio, lo importante será siempre el recorrido. Es el mismo camino que estos extraños seres nos iluminarán, porque son ellos quienes necesitan de nuestro recorrido hacia tres mil años adelante, cuando nosotros seamos quienes los rescatemos. Desde esa
nueva perspectiva Louise hace su elección, aún en pleno conocimiento
del dolor que tendrá que enfrentar por la desaparición de Hannah, porque
este dolor hace también parte de su vida, esta muerte es ella misma.
Esta comprensión no la compartirá su esposo Ian, porque su mente de
científica, sólo admite fórmulas y absolutos y no concibe un mundo de
vivir sin poder obtener todas las respuestas. Su pasión mira al infinito
pero su mente necesita el por qué de las estrellas.
Villeneuve logra así combinar una historia de ciencia ficción con conceptos espirituales, en un tono críptico que poco a poco como espectadores tendremos que develar, enseñándonos el paso a paso de un lenguaje nuevo, llevados por las sílabas que también son interpretadas desde las piezas musicales de la película. Así, el director se asegura la confianza de todos aquellos que con curiosidad, pero no menos temor, esperan la secuela de Blade Runner para finales del 2017, cosa que ya es una responsabilidad enorme, teniendo en cuenta lo que para la historia del cine representa este clásico de la ciencia ficción.
ARRIVAL País: USA
Año: 2016
Director:
Denis Villeneuve
Guión: Eric Heisserer, basado en el libro "The story of your life"(Ted Shiang)
Reparto: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker, Michael Stuhlbarg
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